Museos y Turismo Cultural: fructífera alianza


Lic. Carol Edith Vitagliano
Museo del Regimiento de Granaderos
a Caballo “General San Martín”

Al inicio de estas reflexiones es interesante considerar que el turismo cultural factiblemente ha nacido con la humanidad misma, con la búsqueda del hombre por conocer otros sitios, otras culturas, otros patrimonios y al mismo tiempo por reafirmar su identidad al explorar otras comunidades y hallar en ellas diferencias y semejanzas con la suya.

Para definir algunos términos en el marco de la disciplina museológica, al hacer mención al Patrimonio nos referimos a todo el conjunto elementos tangibles e intangibles que nos identifica, que heredamos, que recreamos y entregamos a quienes nos preceden. Al hablar de Museo nos remitimos a una institución permanente sin fines de lucro, administrada en interés de la sociedad, abierta al público, donde se adquiere, conserva, investiga, comunica, exhibe e interpreta una o varias colecciones formadas por testimonios materiales del hombre y su entorno, con el fin de la educación y el deleite.

Creo conveniente recordar cuál es el origen y cómo ha sido la evolución de los museos con respecto a la puesta en valor del patrimonio. Mientras que el museo tradicional se refiere a un edificio, una colección y un público -y en ese espacio se hacía inicialmente hincapié en la conservación y exhibición-; hace algunas décadas que nació el concepto del nuevo museo donde se trata un territorio, un patrimonio integral y una comunidad, su identidad y su medio ambiente.

“Abordar el museo comunitario es estudiar la identidad cultural, local o nacional de una población que tiene como misión poner de relieve el patrimonio propio, relevante, que forma parte de un pasado con sus momentos de esplendor, decadencia o aculturación, pero también es sinónimo de preocupación por la problemática actual de nuestra sociedad.” 1
En la actualidad entre los compromisos de todos los museos con la comunidad se encuentra valorar la diversidad cultural, como también educar a la población en el buen uso del patrimonio, desde el montaje en el continente hasta el guión expositivo.

Con respecto al turismo, evidentemente los adelantos tecnológicos han dado y siguen dando lugar a que la población disponga de mayor tiempo libre. Es notable que en estos últimos años las demandas socioculturales se han convertido en un bien de consumo a lo cual hay que sumar la acción de los medios de comunicación que saltan las fronteras llevando información de las diversas ofertas culturales de y a los lugares más recónditos en apenas segundos, lo que da en consecuencia un innegable y muy fuerte vínculo entre la comunicación y la industria del ocio hoy en día. 

Desde hace algunos años se puso de manifiesto que ese nuevo tiempo del que dispone la población en forma creciente es dedicado a experiencias culturales relacionadas con el patrimonio, por lo cual el museo como espacio donde se conserva, investiga y difunde el patrimonio, y como factor turístico tiene mucho que hacer y decir todavía.

Para la toma de decisiones a nivel estatal o institucional en relación al turismo cultural es menester conocer que la característica del turista cultural es que se trata de personas que se trasladan a diversos sitios para gozar de las artes, el patrimonio histórico, la cultura, el estilo de vida y la identidad de diferentes grupos de gente. El turista cultural a diferencia del turista tradicional apuesta por la calidad del producto, por lo general no está sujeto a las estaciones ni temporadas; visita monumentos, museos, sitios históricos, participa de celebraciones tradicionales y pone de manifiesto un especial interés por el contacto con los pobladores y sus costumbres, permanece un tiempo considerable en el área de objeto de su visita, tiende a ser más respetuoso con el medio y la cultura local, y posee un nivel educativo medio o superior.

En las últimas décadas se ha considerado trascendente la perspectiva del patrimonio como factor de gran importancia social -luego de un período de letargo- hoy está recobrando nuevos significados. En este marco cabe destacar que los museos -como organizaciones dinámicas- están capacitados en responder a los retos y las demandas del mundo actual y que afirman lo expresado en la Cumbre de Costa Rica: “El museo ha de ser un lugar de ocio y reencuentro para el ciudadano”, entendiendo por este a todos los habitantes del planeta.

En este punto considero valioso reflexionar sobre las palabras de Donald Adams (...): <<los museos se encuentran en una posición idónea para derivar mayores beneficios en el futuro a partir del número creciente de turistas culturales>>(...)<<el sector turístico tendrá que reconocer cada vez más lo importante que son los museos (...) para el éxito de sus negocios. La aceptación por parte del sector turístico y el crecimiento del mercado de turismo cultural se combinarán para convertir los museos (...) en grandes generadores de ingresos>>. 2
Pero en este sentido es alarmante que estudios de público realizados en museos hayan demostrado que a la hora de expresar sus preferencias -respecto a las actividades que les gustaría realizar a diversos segmentos de la población en sus momentos de ocio- todavía el museo en muchas oportunidades quedó entre los últimos lugares; más alarmante aún si se tiene en cuenta  que un porcentaje importante de visitantes de museos son turistas o personas que están de vacaciones; para los cuales los museos trabajan a diario para de llegar a ser accesibles intelectual y físicamente a todo tipo de concurrentes. El tema mencionado precedentemente no es tema de menor importancia ya que la Asociación Profesional de Museos de España -APME- en el mes de junio del año 2000 realizó una reunión especialmente para debatir sobre el papel que deben cumplir los museos en el nuevo milenio. La misma fue denominada “Hagamos accesibles los museos” y en ella se hizo especial mención a la estructura arquitectónica, a los lenguajes de exposición y a los trabajos de investigación entre otros tópicos no menos importantes.

Evidentemente, ante el turismo, el nuevo desafío de nuestros museos es diseñar diversas ofertas basadas en los diferentes tipos de visitantes ya que es un conjunto heterogéneo. Desde  las instituciones debemos rever nuestro patrimonio en base a las características del público y conocer cuál es el motor que los acerca a nuestras instalaciones para brindarles lo que vinieron a buscar, siempre teniendo en especial consideración cuáles son los objetivos de nuestra comunidad en relación a su patrimonio. En esta tarea es imperante que realicemos nuevas interpretaciones a nuestros fondos y colecciones, basadas en una honda investigación y entregadas al público en un mensaje claro y una cuidada presentación que sobre todo ponga de manifiesto nuestra identidad.

“La interpretación facilita la presentación y el uso social del patrimonio, y permite ofrecer diferentes lecturas y opciones para un uso activo del patrimonio(...) parte de recursos naturales y culturales, sean tangible o intangibles, vinculados a un determinado lugar con la finalidad de dinamizar el patrimonio en su contexto original.(...) La procedencia de esta disciplina es estadounidense(...)  y el término fue adoptado por primera vez en los parque nacionales de ese país. La obra de Freeman Tilden Interpreting Our Heritage (1957) supuso la definición de políticas y consolidación de las estrategias que iban a seguir los parque nacionales de los Estados Unidos centradas ya no sólo en la conservación sino también en la difusión al público de los valores naturales y en la creación de “reconstrucciones históricas”.” 3 

Por interpretación también se hace referencia a la comunicación -que debe establecerse entre el museo y su público en relación al contenido y los significados del acervo patrimonial- y a la correspondencia de ella con  temas que concuerden con la personalidad y experiencia del visitante, ya que la meta es que lo provoque a sumergirse en la cultura que lo recibió. Sin lugar a dudas en este proceso el museo se ve beneficiado con un mayor número de visitantes que le exige perfeccionarse porque “A mayor concurrencia humana corresponde un polimorfismo de actividades y ésta es la meta de la museología: atraer mayor número de personas y conseguir nuevas actividades y funciones museológicas”. 4
Acá se pone en relieve la variedad de actividades que es posible ofrecerle a los turistas -exposiciones temporarias, conciertos, visitas no convencionales, espacios de recreación , etc.- y también desde ya la  necesidad de fondos para cumplir con las actividades mencionadas y con las otras funciones del museo, tema que más adelante trataremos.

Hay que destacar que en las últimas décadas los museos se han posicionado dentro de los más importantes atractivos turísticos y en muchos casos han reposicionando ciudades, un caso típico de esta situación es el Museo Guggenheim de Bilbao, indudablemente un lugar que no puede dejar de ser visitado en un paseo por la región, como también el Centro Pompidou -donde funciona el Museo Nacional de Arte Moderno en dos de sus plantas-.

En este sentido creo que sería valioso aprovechar el riquísimo patrimonio de la ciudad de Buenos Aires la que cuenta, entre otros muchos atractivos turísticos, con una cantidad importante de Museos situados en Monumentos Históricos Nacionales, como es el caso del Museo Criollo de los Corrales, el Museo Histórico Nacional del Cabildo de Buenos Aires y de la Revolución de Mayo, el Museo de la Casa Rosada, el Museo Mitre, el Museo Casa de Ricardo Rojas, el Museo de la Historia del Traje, el Museo Histórico Sarmiento, el Museo Nacional de Arte Decorativo, el Museo Histórico del Regimiento de Granaderos, el Museo Histórico Nacional y el Museo del Teatro Colón.

Mas allá de las opiniones que denominan al turismo nocivo para la conservación del patrimonio cultural debemos aceptar que es una de las actividades esenciales de la vida de las naciones y comenzar a trabajar conjuntamente -los trabajadores del área de la cultura con los del área del turismo- para establecer entre otras prioridades una tasa de retorno en la comercialización del patrimonio que nos permita contar con recursos que sean destinados a la conservación y restauración de los bienes culturales, a las comunidades que forman parte de los circuitos turísticos y que asimismo lleguen a los museos -para poder darles un recurso económico que permita afrontar los costos de las actividades antes sugeridas-; de esta forma, sería claro el beneficio de este tipo de turismo notablemente creciente a nivel mundial.

Y aquí tomo las palabras de Francisca Hernández-Hernández cuando afirma que “si pretendemos mantener vivo el patrimonio, dinamizarlo y darlo a conocer para que sea apreciado y conservado, es necesario elaborar un proyecto coherente y lúcido donde se impliquen todos los agentes sociales, económicos, políticos, culturales, educativos y los propios usuarios. La gestión bien llevada puede generar riqueza y actividades que faciliten el desarrollo territorial donde se encuentran ubicados dichos bienes patrimoniales” y agrega “la difusión del patrimonio se ve como una realidad necesaria, como un servicio cultural que se debe prestar a la sociedad ante su insistente demanda de actividades culturales, educativas y lúdicas.” 5 En esta marco hay que tener en cuenta para toda estrategia de desarrollo local, la creación de programas integrales de desarrollo sostenible que contemplen la conservación del patrimonio, ya que con esto se beneficiará la preservación de  los sitios, los monumento y la identidad cultural y también será beneficioso para lograr el crecimiento económico del área a través de la creación de fuentes de trabajo relacionadas con la protección de los bienes de la zona y con los servicios que se le brinden al turismo (por ejemplo guías locales).

Para finalizar quisiera dejar planteada una cuestión en relación a los museos que seguramente el correr del tiempo afirmara o refutara. “Cada momento histórico ha tenido un elemento constitutivo que caracteriza y aglutina a la sociedad: el templo para las antiguas sociedades, el teatro a los griegos, el ágora para Roma, el monasterio o el castillo en la Edad Media, el palacio para el hombre renacentista, la naturaleza para el romántico... ¿No será el museo el complejo cultural mas típico de la sociedad contemporánea?  Sí; consideramos que hoy día el museo esta capacitado para ser exponente y recipiente de nuestra cultura” 6.

Por último es mi deseo justificar el título de estas palabras: si quienes formamos parte en las instituciones museales, mantenemos una fluida comunicación con la comunidad y trabajamos junto a ella y a los diversos representantes del resto de las organizaciones, se llegará a una fructífera alianza; donde los museos reciban mayor público e ingresos de turistas culturales y donde el turismo encuentre en los museos ofertas culturales de calidad que los enriquezca.

NOTAS

1 Consuelo Domínguez “Museo y Ciudad” en El museo, un espacio para el aprendizaje, Universidad de Huelva, Huelva, 1999.

2 Neil Kotler y Philip Kotler: Estrategias y marketing de museos, Ariel, Barcelona, 2001.

3 Joseph Ballart y Jordi Tresserras: “Gestión del Patrimonio Cultural”, Ariel, Barcelona, 2001.

4 Aurora Leon: El Museo: teoría, praxis y utopía, Cuadernos Arte Cátedra,  Madrid, 2000.

5Francisca Hernández-Hernández: “La conservación integral del patrimonio” en Complutun Extra 6(I): 251-260, Madrid.

6 Aurora Leon: El Museo: teoría, praxis y utopía, Cuadernos Arte Cátedra,  Madrid, 2000.

 


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